lunes, septiembre 18, 2006

Pedro, no te mueras nunca!!

Llegué al cine sumamente apabullada. Decían que Almodóvar había vuelto a sus orígenes, que había "vuelto" a la calidad. Si había vuelto, era porque en algún momento se había ido. El momento específico era su película anterior.
Así que supuse que Volver sería algo diametralmente opuesto a La Mala Educación. Lo supuse, pero no lo esperaba, puesto que la desconfianza a los críticos es algo que está inscripto en mi ADN. Y mi ADN no se equivocó. Yo respiré aliviada, puesto que La Mala Educación me había fascinado y en Volver reincidí sin culpa alguna.

Por ahí se me ocurre jugar a ponerme los ojos de los demás, para ver qué veo que no veía antes.
En este caso fue casi una necesidad ver qué diferencia sustanciosa había entre ambas películas, qué era lo que había provocado reacciones tan opuestas.

Ambas películas giran en torno un regreso inesperado, que, por inesperado; ni siquiera es un regreso.
En ambas el fantasma del abuso de menores cumple un papel central.
En las dos hay un crimen disfrazado de accidente o circunstancia.
Por supuesto que las dos brillan por eso que Pedro hace mejor que nadie: la dirección de actores. La música y la fotografía no se quedan atrás.

La única diferencia evidente es que en La Mala Educación el relato está quebrado: desde el comienzo vemos escenas de lo que recién al final descubriremos es un set de filmación. Esa película dentro de la película da metáfora al relato y también lo desencadena.
En Volver, en cambio, el relato es lineal.
Sin emabrgo, ambas narraciones son bien Almodóvar: en primera persona. El espectador va descubriendo los acontecimientos al mismo tiempo que los protagonistas. No existe la omnipresencia, incluso cuando por momentos el relato pueda posarse en más de un personaje.
Pero supongamos que la narración alterada le daba suficiente confusión a La Mala Educación como para volverla una película mediocre (o al menos, no digna de su director). No, tampoco era eso, las críticas no apuntaban ahí. Apuntaban a la historia.

Como señalé unos puntos más arriba, ambos argumentos tienen los mismos elementos centrales y están escritos (no así contados) de la misma forma. Los actores ponen el cuerpo de manera sublime.
¿Cómo podía ser entonces que una apenas arañara las dos "estrellitas" y la otra podría llevarse seis si no fuera porque el límite son cinco?

La única que me queda es el elemento sexual. La Mala Educación es a tal punto homosexualmente masculina, que no hay mujeres en el reparto (salvo una cuyo rol es "madre"). Volver, en cambio está marcada a fuego por los labios carnosos de Penélope Cruz y especialmente por su sugerente escote (al que se hacen constantes referencias hasta en los diálogos).

¿Otra vez la "apología gay" de la que hablé hace un ratito? ¿Otra vez la estigmatización de la homosexualidad masculina? ¿Podía ser tan estúpida la razón? No se me ocurre otra.

Claro que a lo mejor no me calcé del todo bien "los ojos de los otros" y estoy espiando un poquito con los míos. Quizás no es el prejuicio del resto a la homosexualidad de los homosexuales hombres; sino mi propio prejuicio a la homofobia de los demás.

¿Será pura superstición, como dice la tremenda Irene de Carmen Maura; o la intuición tan femenina del tan querible Enrique de Fele Martínez?

Quien quiera hablar, que hable.

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