lunes, noviembre 27, 2006

Moraleja Moralina

Tengo una tendencia natural a que me gusten "en serio" cosas que a todo el mundo le parecen una pelotudez, y exacta viceversa.
Por mi soberbia exacerbada nunca me molesta que no se "valore" lo que logra fascinarme, pero puede exasperarme muchísimo que todo el mundo ame incondicionalmente lo que a mi me parece un moco.
Últimamente he desarrollado un mecanismo que roza lo psicótico que me lleva a buscar la esencia ideológica de los contenidos, especialmente los televisivos y cinematográficos (hay varios ejemplos a lo largo de este blog). Es automático y totalmente orgánico: mientras voy siguiendo la narración y prestando atención a algún que otro detalle técnico, voy hilando el trasfondo ideológico de la cuestión. El verdadero, no el que buscan aparentar... el verdadero según mi verdad, claro está.

He llegado a comprender la importancia del final, no sólo en lo que a narración se refiere, sino también en las cuestiones moralinas que me despiertan esa obsesión tan patológica. ¿Por qué? Porque en el final - y acá es cuando descubro la pólvora - es el momento donde la bajada o no de línea queda en evidencia cual elefante en el medio de un cuarto pequeño (y así y todo, nadie se molesta en mirarlo). No la que buscan aparentar a lo largo de todo el desarrollo, sino lo que realmente quieren comunicar. Claro que muchas veces coinciden (la aparente y la latente) y es algo así como un orgasmo intelectual (para vos, Dante Cardone!!!), pero cuando disienten, la cuestión roza a tal punto la manipulación subliminal que te lleva al siguiente escalón de psicosis: ¿Lo hacen a propósito o es sólo una internalización tan arraigada que ni ellos - los autores/directores/productores - se dan cuenta?

Por citar un ejemplo..: American Dad, la serie animada supuestamente antibush que incluye FOX en su micro de coolto "No Molestar".
La serie es sumamente divertida y está muy bien escrita; pero de antibush no tiene nada: Stan Smith tiene total impunidad para hacer cuánta barbaridad se le ocurra y todo siempre se ordena maravillosamente:
Su bella mujer a veces le pega algún que otro gritito, pero es cada vez más sumisa.
Roger, el extraterrestre, no está en condiciones de quejarse si pretende que nadie lo entregue a las autoridades... al fin y al cabo, Stan lo salvó de estar ahora en un laboratorio.
Klauz, el pez con cerebro de un deportista alemán, solo puede desquitar su bronca con Roger, el único que está en iguales condiciones que él. Stan es intocable.
Steve - el hijo nerd - suele dudar de la influencia que ejerce su padre sobre él, pero siempre se convence de que es el mejor ejemplo que puede seguir.
Y la frutilla del postre sin dudas es Hayley, la hija hippie, activista ecologista y declarada antibush. Siempre, absolutamente siempre, termina humilladísima cuando busca defender sus propias creencias, siempre algún artilugio de la lógica paterna termina "demostrando"que su hippismo y rebeldía contra el sistema es sólo cuestión de momento.

Alguien podrá decirme que Homero Simpson también es un personaje "impune". Y es verdad, pero hay una diferencia abismal: mientras que en Los Simpsons esa impunidad se "castiga" mediante una melancólica resignación (donde la moralina siempre está a cargo de Lisa, un personaje con toda la libertad de pensamiento que se le coarta a Hayley); a Stan Smith se la celebra, todo el tiempo. Capítulo tras capítulo.

1 comentario:

Fede / Billie dijo...

"American Dad" de Antibush no tiene mucho, más allá de algunos guiños a la situación actual.
Y encima, es mucho menos graciosa que la increíble "Family Guy". A esos sí que no les importa nada.