miércoles, mayo 31, 2006

Dejame que yo prefiera La Mandrágora!




Es un asunto muy delicado
el de la pena capital
porque además del condenado
juega el gusto de cada cual
empalamiento, lapidamiento, inyección,
crucifixión, desuello, descuartizamiento,
todas son dignas de admiración.

Pero dejadme, ¡ay!que yo prefiera,
¡La hoguera!, ¡La hoguera!, ¡la hoguera!
la hoguera tiene… que sé yo,
Que solo lo tiene la hoguera.

Sé que han probado su eficacia
los cartuchos del pelotón
la guinda del tiro de gracia
es exclusiva del paredón
la guillotina, por supuesto posee
el “chic” de lo francés
la cabeza que cae en un cesto
ojos y lengua de través.

No tengo elogios suficientes
para la cámara de gas
que para grandes contingentes
ha demostrado ser el as
ni negaré que el balanceo de la horca un hallazgo es
ni lo que se estira el reo
cuando lo lastran por los pies.

Sacudir con corriente alterna
reconozco que no esta mal
la silla eléctrica es moderna,
americana, funcional
y sé que iba de maravilla nuestro
castizo garrote vil para ajustarle la golilla
al pescuezo mas incivil.

Pero dejadme, ¡ay!que yo prefiera,
¡La hoguera!, ¡la hoguera!, ¡la hoguera!
la hoguera tiene… que sé yo,
que solo lo tiene la hoguera.

*****

Tres compositores se reunieron en un bar de Madrid por el 81 para grabar un show en vivo casi de café concert: era La Mandrágora, un puñado de deliciosos delirios como este que postie hoy: "La hoguera".
Un perfecto ejemplo de lo que decía en el post anterior sobre que se puede hacer humor con cualquier cosa.
¿Quieren otro ejemplo? busquen una Revista Barcelona.

Sí, uno de los tres era Sabina.
Y yo tengo ese casete versión española!! Reliquia familiar sin dudas.

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