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La Guerra
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Sin guerras, no habría historia. Con esto no quiero decir que la humanidad no existiría, sino que no tendría nada para contar de sí misma.
Cuando tenemos que contar algo sobre nosotros, como raza y como "civilización", siempre es algo ligado a una guerra: Las cruzadas, los imperios, la colonización, el holocausto; y por supuesto, las guerras civiles: la estadounidense, la española, la argentina en tiempos de unitarios y federales, la revolución francesa. Hasta las persecuciones y el terrorismo de estado (la inquisición, la guerra fría, las dictaduras) entran en la lista.
Nos cuesta encontrar en la memoria episodios que no tengan ribetes bélicos: los tiempos felices de la humanidad, son las páginas blancas de la historia. Sólo quedan registros de lo que se escribe con sangre. Los manuales escolares nunca hablan de otra cosa.
La guerra se basa en conquistar lo que tiene el otro: sus posesiones (tierras, recursos) o sus pensamientos (subordinar a la población bajo la propia ideología). Se basa en concentrar más poder en unos menos. Por supuesto, esos "menos" nunca son los que viven la batalla en cuerpo propio, apenas son quienes los dirigen ("los jóvenes mueren, y los viejos hablan"). Pero en estos tiempos que corren, ya ni la guerra es lo que era.
Antes se reclutaban soldados que irían a las trincheras con fusiles y granadas, dispuestos a combatir días enteros. Ahora sólo basta un avión con misiles que destruya una ciudad entera en un par de minutos: justo los que dure la tanda comercial donde se incrustará el flash informativo en directo. Siempre es de antología lo que esos "pocos que arman la guerra" son capaces de hacer para "distraer" al "resto del pueblo", el que no está directamente involucrado en la batalla. Basta recordar las mentiras que plagaban la televisión argentina en tiempo de Malvinas.
Con la Guerra de Irak también pasó algo muy interesante: Hollywood se encargó de una sacudida de películas sobre guerras "a la antigua", y preferentemente, de ficción (la ultima entrega del Señor de Los Anillos, El Alamo o Troya): como para convencernos de que la guerra es para "proteger el bien y los valores", y lo más importante: siempre pasa en otro lado, bien lejos de uno. Pero al final, la idea siempre es la misma: el hombre conquistado por el hombre, provocándose heridas que demoran siglos en cicatrizar.
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"No sé con qué se va a pelear en la tercera guerra mundial. Pero sí se con qué va a pelearse en la cuarta: con palos y piedras" (Albert Einstein).
1 comentario:
"Con la Guerra de Irak también pasó algo muy interesante: Hollywood se encargó de una sacudida de películas sobre guerras "a la antigua", y preferentemente, de ficción (la ultima entrega del Señor de Los Anillos, El Alamo o Troya): como para convencernos de que la guerra es para "proteger el bien y los valores", y lo más importante: siempre pasa en otro lado, bien lejos de uno."
Muy interesante. El otro día en la facu se comparaba el libro de Tolkien con la versión fílmica de "El Señor de los Anillos". Y una de las conclusiones más visibles fue cómo, en el libro, Frodo volvía a la aldea y la encontraba hecha mierda, en plena guerra civil, su hogar destruido, etc... cosa que en la película no está. Y una de las conclusiones era, precisamente, la que vos traes a colación: la guerra siempre se hace lejos.
Igual a los yankis siempre les pasa lo mismo. Todo muy guerrero hasta que les empiezan a volver los hijos en bolsas de plástico...
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