Mi abuela nos confesó el domingo lo que más extraña de cuando ella era joven, allá por los 40. Cuando no existía la televisión, cuando la radio era una novedad maravillosa, cuando los soles de noche reemplazaban las lamparitas... nos confesó con suma tristeza que lo que se llevó para siempre la idea - y la realidad - del progreso fue la alegría de vivir sin estar pendiente de la plata. A nadie se le ocurría malgastar instantes de una conversación con alguien, en hablar de la plata. Incluso cuando no fuera algo que sobrara, el dinero no marcaba el compás de la vida de una persona.
Mucho menos las charlas... que como bien se supondrá estaban plagadas de chismes y noticias sobre los conocidos. Hablar cara a cara con alguien sobre algo que otro alguien te había contado cara a cara anteriormente. Interacción sin chips ni auriculares. Interacción gratis.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario