martes, agosto 01, 2006

Esquemas por romper!

Siempre me dio mucha gracia ese binomio "monarquía - felicidad" que nos metieron de prepo los cuentos de hadas incluso desde antes de que sepamos leer y escribir.
¿A quién se le ocurrió semejante pavada? A un rey seguro, pero no es cuestión de repetirlo a ojos ciegos...
En este sentido, no hay película más maravillosa que La Cenicienta 2, de Disney. Maravillosa por cómo alardea ese espantoso mito tan arraigado en nuestras conciencias, especialmente las femeninas.
El principe y el rey deben partir a un reino vecino por cuestiones diplomáticas, y dejan a Cenicienta a cargo de la organización de una fiesta real.
El protocolo de los colores, las formas y los buenos modales harta a Cenicienta, quien decide organizar el evento a su manera. La fiesta es un éxito y Cenicienta es presentada como una verdadera revolucionaria, por cambiar lo que le parecía innecesario.

Gracias Disney! Gracias por hacer de la mujer una máquina de esperar (al príncipe azul, incluso despues de casada) y un elemento más de la casa (la espectacular "revolución" se limitó solo a manteles, menúes y cubiertos). Gracias por hacer de la mujer un capital que sirve sólo si tiene súbditos a su cargo a quienes tratar maternalmente y con cariño.

Eso no es una mujer. Eso no es revolución. Eso no es feminismo.
Eso no es felicidad.

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