Cuando era chica no entendía porqué las empresas le cobraban al gobierno para hacer las cosas. Por ejemplo, si había que construir una escuela, me parecía ridículo que quienes hacían ladrillos, tornillos, y demases le cobraran al gobierno por darles esa materia prima e incluso la mano de obra. Repito, era chica. Iba a la primaria, que es esa época donde por excelencia uno es patriota. No porque realmente lo sea, sino porque la famosa idea de la patria y la pertenencia a ella y la importancia del nacionalismo es el ABC de la enseñanza primaria laica. Entonces, en el esquema de "amarás a la patria por sobre todas las cosas" encontraba totalmente contradictorio que no se le facilitaran al estado (que viene siendo la institucionalización de la patria) las condiciones para hacer de ésta, una patria de cual sentirnos muy orgullosos y felices y patriotas.
Hoy en día, la idea de la patria me parece totalmente descabellada, por una suma de motivos que considero rídiculos y/o antinaturales. Entre los que podría resaltar:
* La idea del territorio como propiedad
* La idea de la pertenencia basada en la exclusión del "diferente" (camuflada en la martingala de mantener la pureza de ciertas culturas)
* La idea del control del tránsito de personas como política supuestamente obvia y racional para el correcto funcionamiento político-económico nacionalpatriotista
* Esa certeza de que el concepto patria no es más que la lógica militar hecha liturgia.
Y, aún a pesar de eso, sigo viendo ilógico que la gente que sostiene a viva voz la importancia de la patria no crea eso que yo creía de niña: facilitar al estado las condiciones para llevar a cabo su supuesta misión, porque si la cumplía nos beneficiábamos todos. Porque el estado debería poder actuar sin las trabas de la propiedad privada y el consumo, porque si no va a ser así, no tiene sentido su existencia.
Y es que a pesar de su génesis militar, la idea del estado es ante todo, una idea socialista. El capitalismo se la devoró en un solo instante, pero los mismos capitalistas siguen pretendiendo que el estado exista; sólo para que les facilite condiciones para que puedan comprar con mayor tranquilidad y a mejor precio.
Y aunque si bien es bastante lógico que en el planeta de los "soy lo que puedo llegar a comprar" las naciones se organicen alrededor no ya de estados (que se supone velan por la integridad y equidad entre los individuos) sino de empresas (que sólo consideran individuos aquellos que son capaces de otorgarles ganancias), no deja de ser una aberración a esa huevada que tanto defienden y reivindican.
Una traición a la patria.
domingo, octubre 08, 2006
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